martes, 12 de agosto de 2014

Vida Laboral de Fernando Samillán Baca


                                                 Fernando Samillan Baca

Eloy(1) Fernando Samillán Baca, hijo del matrimonio de Edilberto Samillán y Rosa Baca Baca, nació en Lambayeque el 24 de noviembre de 1896, hizo estudios en el Colegio Nacional San José de Chiclayo, viajó a Lima donde casó con doña Magdalena Cavero del Busto el 19 de enero de 1918, con la que tuvo cuatro hijos(2). Hizo estudios profesionales en la Escuela Técnica de Comercio, donde se graduó con honores en la especialidad de Contabilidad, dedicándose a su profesión realizando múltiples peritajes y auditorias, ejerciendo a partir de 1930, el cargo de Contador de la Estación Experimental Agrícola de Auditoría (1927-1945). Al crearse el Instituto de Contadores del Perú se reconoció sus conocimientos profesionales. Fue solicitado por el Doctor José Luis Bustamante y Rivero, para que le preparara un informe sobre el estado de la Hacienda Fiscal. Al asumir éste la Presidencia de la República lo convocó para integrar la Comisión Reorganizadora del Ministerio de Gobierno y Policía. Al término de esta labor se le otorgó por sus méritos y servicios la Orden del Sol del Perú el 12 de diciembre de 1946. Con motivo de este reconocimiento los colegas y amigos le ofrecieron un homenaje donde los oferentes exaltaron su capacidad y méritos(3). Nombrado Director General de Economía del Ministerio de Gobierno y Policía, (1945-1948) desempeñando este cargo durante las gestiones de los ministros: Rafael Belaúnde, Manuel E. Rodríguez, Manuel A. Odría y Julio César Villegas. A asumir la Presidencia el General Manuel A. Odría fue nombrado Director General de Administración del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. (1948-1950), ocupando posteriormente los cargos de Director General de Administración del Ministerio de Fomento y Obras Púbicas (1950-1951); Sub-Gerencia General de la Compañía Administradora del Guano (1952-1954)(4) y en el gobierno del General Odría con el Ministro de Hacienda y Comercio don Emilio Guimoye gestó la creación de la Proveeduría General de la Administración Civil del Estado, de cuyo Directorio fue Presidente Ejecutivo hasta su jubilación.. Al retirarse de la función pública en 1956, fue condecorado con la Orden del Servicio Civil del Estado, en el grado de Comendador. En la gestión de la Señora Ana Fernandini de Naranjo (1963) en el Concejo Metropolitano de Lima fue nominado Concejal. Falleció en Lima el año de 1990. Notas.- (1): Durante toda su vida se identificó en todos sus actos: estudios, matrimonio, nombramientos, inscripción de sus hijos y propiedades como Fernando Samillán Baca. Al cumplir 80 años requirió, para una gestión. contar con su partida de nacimiento original y al solicitarla a Lambayeque esta anotaba su nombre como Eloy Fernando Samillán Baca. A partir de esa fecha tuvo que reinscribirse con ese nombre. (2): Aida Rosa, Irma Elena, Dora Leonor y Fernando Samillán Cavero (3): Los que suscriben este recuerdo amigos y colaboradores del Sr. Fernando Samillán Baca quieren al ofrecerlo que perennice las enseñanza de rectitud y moralidad que ha dado con su ejemplo de funcionario. Lima, noviembre 24 de 1946. Inspirado San Martín el Gran Libertador en la ejemplar moral heroica ciudadana que ennoblece y engrandece al patrio amor forjó el premio de recompensa meridiana Este brillante galardón que significa tanto a quienes a su Patria dan con gran abnegación cerebro y corazón, es el sueño y el encanto de patriotas que enaltecen su misión. Este símbolo es la imagen más bella del Sol Padre de los Incas y del Universo que en lo moral y lo material es la estrella más grande que apenas cabe en el verse. Este símbolo en quilates de oro puro, Condecoración del so1 se le nombro para ponerlo j unto al corazón a quien seguro y firme con su moral cívica asombró. Es por esto que a Fernando Samillán Baca, que, sin temor a las sombras, traspasó los lindes del Deber y su patriotismo destaca sin alardes ni ruidos, hoy la Patria le compensó. Le compensó con la condecoración de más valor, por su moral y su amor cívicos bello estímulo y gran lección (4): Con motivo de su viaje a Estados Unidos, aprovechando la única vacación que tuvo en su vida laboral, se le brindo una despedida en la que se pronunciaron los siguientes discursos. Al ofrecer el homenaje e Dr. Víctor Pérez Santisteban dijo: Hace apenas unas horas que los gentiles organizadores de esta elocuente y jubilosa manifestación de simpatía y adhesión a vuestra persona me han abrumado con el gratísimo encargo de ofrecérosla porque es su más profunda intención que sea trasunto y expresión viva del noble sentimiento que la anima el sentimiento sin fronteras y sin jerarquías de la auténtica amistad. Y por eso, han elegido no al mejor capacitado para hablar en nombre de los numerosos caballeros que os rodean, sino a uno de vuestros fraternos y más antiguos amigos que comparte con vos el dulce e inefable recuerdo de la tierra que los vio nacer y que testigo de excepción de cómo ha ido formando vuestra recia y austera personalidad, escalando peldaño tras peldaño , las cimas del éxito consagratorio sin valerse de apoyos adventicios sino al calor de la fragua interior de su espíritu y con los chispazos que fluyen en quien es yunque y martillo de su vida y de su obra. Pocas veces como esta fiesta señores, puede aplicarse el viejo aforismo castellano: “el honrar, honra”. Y en verdad nos sentimos honrados esta noche envolviendo con el hálito de nuestro afecto sencillo y hondo a un hombre de prístinas virtudes morales y cívicas, a quien sustraemos por breves horas el silencioso mundo de su modestia para exhibirlo como paradigma y ejemplo de los valores nutricios que anidan en esa fuerza social no siempre comprendida y casi nunca justicieramente recompensada que forma la mesocracia peruana. sin razón y que la ignorancia aldeana envuelve en el manto de sus aberraciones e injusticias, Este homenaje a Fernando Samillán Baca, rebasa los límites de un simple acontecimiento social. Es la exaltación de una figura señera de los muchos miles de ciudadanos honestos, que como él entregan en la tarea cotidiana la plenitud de sus energías creadoras al servicio de la Patria, dentro de las filas de la Administración Pública, la cenicienta del Estado, que la maledicencia humana estigmatiza sin razón y que la ignorancia aldeana la envuelve en el mantos de sus aberraciones e injusticias. Soy de los que reconocen las excelencias innegables de los servidores de la nación y desde la modesta esfera de acción pública que el destino ha deparado a través del periódico, del libro, de la cátedra y de la tribuna parlamentaria, he sostenido siempre que nuestro país cuenta con magníficos elementos en su organización administrativa constituyendo la columna vertebral del Estado. La grandeza y el prestigio de la Patria no solamente la forjan los estadistas desde sus gabinetes de trabajo y los héroes en los campos de batalla; se alcanzan con la intervención anónima de cuantos contribuyen con sentido de responsabilidad en el funcionamiento y la próspera solución de sus instituciones públicas imprimiéndoles dignidad y eficacia. Y es éste el secreto del éxito del prestigioso funcionario a quien hoy rodeamos con legítimo alborozo. En los largos años de su rectilínea carrera administrativa, él ha creído siempre servir a su país siendo fiel a los principios de la austeridad y la hombría de bien con el afán incesante de lograr una articulación técnica de la Administración Pública. Y porque quiere que el Perú no sea un pedregal por donde hay que pisar adhiriéndose los pies y el alma predica con el ejemplo los dos grandes atributos que deben adornar al servidor del Estado: la honestidad y la preparación. Para lo primero es inflexible y tenaz, para lo segundo, intransigente, pero comprensivo y humano. Él sabe que no es fuerte quien grita, sino quien procede bien, no es fuerte quien agravia sino quien sin agraviar somete a normas; no es fuerte quien amenaza y después no cumple sino quien cumple sin amenazar. Con esta moral y con estos principios, Samillán Baca, ha llegado el desempeño de altos y delicados cargos, sirviendoeficientemente a su Patria, con el respaldo irrestricto del Jefe del Estado y con el aplauso y el reconocimiento de la opinión pública. Las bien conquistadas y mejor merecidas vacaciones que va a disfrutar y mejor merecidas vacaciones que va a disfrutar en unión de la dulce compañera de su vida y con la alegría del reencuentro con sus hijo, allá en el gran país del Norte, ha sido pretexto feliz para sus amigos, que esta noche, con los corazones abroquelados de sincera cordialidad le rinden público homenaje de admiración y devota amistad Señores: brindemos por Fernando Samillán Baca, ciudadano ejemplar y gran señor de la Amistad. ¡Salud! El Sr, Fernando Samillán Baca contestó en los siguientes términos: Sr. Dr. Luis Sáenz, Ministro de Salud Pública y Asistencia Social \Sr. Dr. Víctor Pérez Santisteban, Diputado por el Callao. Mis queridos amigos: Momentos hay en la vida de los hombres que justificadamente la emoción entraba sus facultades. Este es para mí uno ellos, porque abruma mi espíritu, por naturaleza modesto, la significación de esta manifestación de aprecio, tan gentil y generosa, que se ofrece a mi persona en una ocasión inesperada y porque me hace vacilar, como nunca en otros actos de mi vida, en si sabré o si podré traducir con frases certeras, lo profundo y sincero de mi gratitud hacia vosotros. Esa emoción es aún mayor porque es este uno de los momentos más felices de mi existencia, porque vuestra presencia y el recuerdo de los hechos que vivimos juntos compendia admirablemente, una a una, las etapas de mi vida ciudadana y porque esta reunión, tan elocuente y espontánea de hombres representativos de las distintas actividades en las que yo actué o actúo, que ocupan todos posiciones destacadas en la sociedad, me hace sentir justificadamente orgulloso y satisfecho de haber sabido hacer amigos tan selectos como vosotros y de haber sabido conservar su amistad sincera y su comprensión plena y pura de amistad que se forja y retribuye siempre con un fin y nunca como un medio y esa comprensión plena y pura que liga a hombres serenos y conscientes, pero que nunca puede se incondicional. Al recorrer con la mirada el ámbito armonioso que vosotros formáis, estoy rememorando en visión retrospectiva, todas y cada una de las jornadas de mi vida ciudadana. Estoy reviviendo momentos pasados unas veces plácidos y otros duros, en que vosotros junto a mí o yo junto a vosotros, conjugando ideales y sentimientos y compenetrado corazones e inteligencias compartimos la satisfacción de algún éxito logrado o la pesadumbre de algún esfuerzo trunco o incomprendido. Estoy rememorando el trabajo que hicimos juntos; los esfuerzos que aunamos para crear o para obtener- desinteresándonos en nosotros mismos, algo fecundo o trascendente para la entidad en que laborábamos o laboramos, para la comunidad en que vivíamos o en que vivimos y para la Patria que amamos. Estoy reviviendo nuestras luchas de ayer y de hoy que emprendimos juntos, luchas tenaces, pero siempre alturada, que enristramos juntos para enderezar algo torcido, para restaurar algo valioso pero corroído o para evita algo mezquinamente inspirado o contraproducente.. Esas luchas en que pusimos, como pondremos siempre, la entereza moral, el don precioso que podemos exhibir los hombres que hemos actuado sanamente inspirados. Estoy reviviendo la satisfacción de aquellos momentos en que el éxito coronó nuestros esfuerzos y nos impulsó hacia la superación, estimulándonos a emprende algo más grande y más fructífero para nuestra entidad, para nuestra comunidad o para nuestra Patria.. Y estoy reviviendo también esos otros momentos en que la incomprensión, el interés creado indestructible o la pequeñez espiritual, nos hizo sentir desazonados, pero sin herir ni empequeñecer la plenitud y pureza de nuestros actos, de nuestros principios, de nuestros ideales y nuestros sentimientos. Haber sabido o – para decir mejor – haber podido conjuncionar esos esfuerzos, esas luchas, esos ideales, sentimientos e inteligencias, limando aspereza y haber sabido conservar la modestia frente al éxito y la serenidad frente al fracaso, haber podido forjar y mantener esa amistad que cifra en su fin mismo y que es la que, comprendiéndonos mutuamente nos liga es, señores, una satisfacción muy grande para un hombre que traspasa sereno el umbral de la madurez y constatarlo en una reunión como ésta, es algo que llega a las fibras más recónditas del ser y que, a la vez, emociona y estimula. Yo os doy las gracias desde lo más profundo por esta manifestación cuya significación me hace sentir justificadamente orgulloso y me hace pensar en que, por el solo hecho de vuestra amistad tan gentilmente manifestada y de vuestra comprensión una vez más elocuentemente expresada, he hecho ya una vida útil y provechosa.. Afortunadamente ello ha sido posible por esa comprensión a que me refiero. Por esa comprensión que me brindaron en tiempos lejanos quienes fueron mis superiores, por la que me siguieron prestando quienes alternaron conmigo, día a día, esfuerzos y trabajos y por la comprensión sincera que me ofrecieron y me siguen ofreciendo quienes encontraron posteriormente en mí, antes que al Jefe, al amigo. A ellos va el agradecimiento profundo y sincero de mi corazón; especialmente al hoy Señor Presidente de la República Constitucional de la República, General de División Manuel A. Odría, con quien tuve el honor de compartir, en días luctuosos para la Patria, momentos imperecederos en que el patriotismo y entereza moral brillaron como estelas refulgentes, inspirando toda acción y todo esfuerzo y en quien tenemos el paladín de nuestra democracia y el guía seguro y firme que conduce a nuestra Patria hacia la prosperidad y grandeza. Agradezco a mis amigos de ayer y de hoy que me acompañan como siempre y que me brindan la satisfacción de esta noche y especialmente al doctor don Víctor Pérez Santisteban, diputado por el Callao, mi paisano y amigo de la infancia, cuyas frases inspiradas por el sincero aprecio que nos liga, afectan mi modestia y me hacen enorgullecer por provenir de quiees vienen y por testimonias sus sentimientos y el de todos vosotros. Muchas, muchísimas gracias. Mis queridos amigos: Dentro de breves días emprendo viaje a los Estados Unidos. Es, un alto merecido en la jornada, un alto en el trabajo y en la lucha diaria, un descanso para reparar fuerzas. Vosotros me hacéis sentir feliz dándome vuestros augurios y el recuerdo imperecedero de esta noche que me ha de servir fuera de la Patria querida, para pensar en lo bueno y en lo noble de la amistad, en la generosa compensación que tiene una vida dedicada al trabajo; y ese recuerdo me hará meditar en cómo puedo ser más útil, en que puedo hacer para merecer y corresponder mejor a vuestra sinceridad y comprensión. Os digo emocionado: hasta la vuelta, Dios mediante. Y brindo, por la amistad sincera que nos une y por la felicidad y ventura de vosotros y vuestras familias. ¡Salud!